martes, 29 de marzo de 2011

Estrambote

La línea más corta entre dos puntos no es la recta. Si lo fuera, los ríos podrían trazarse con una regla en los mapas y sus dos orillas serían idénticas. En la tierra, sobre la tierra, la línea más corta entre dos puntos sube, baja, vira y hasta se retuerce. Por eso, no lo llamamos recta sino camino. En el tiempo, por el contrario, sólo existe la línea recta; por eso necesitamos soñar que retrocedemos, que no lo seguimos sino que lo caminamos.

sábado, 19 de marzo de 2011

Dos orillas...

...y un río. El río del mundo definitivo y verdadero que se condensa en nuestra mente después de ligar vivencias, percepciones, anhelos, análisis y preferencias.

Cuando era chico tenía una mentalidad científica. Revolvía entre los montones de mis escombros hasta hallar la ecuación ajustada a la realidad científica, demostrable y reproducible. Siempre había algunas pequeñas lagunas que rellenaba con la imaginación pero, a la postre, el entramado de mi pensamiento era riguroso, científicamente plausible.

Sin embargo, con el tiempo, esa urdimbre ortodoxa se ha ido haciendo cada vez más laxa dejando grandes vacíos. Las leyes de la ciencia no me permiten zurcir esos grandes descosidos y sólo tengo una aguja roma enhebrada por un hilo invisible, indecentemente imaginario, para devolver la consistencia a mi pensamiento.

Dos orillas y un río. En una de ellas el agua pasa previsible, linealmente sin dejar huella. En la otra, arrastra los lodos de la vida y sedimenta creando vegas fértiles donde el pensamiento se arraiga y florece.

Las dos son necesarias, pero yo tengo claro donde construiré mi casa.