viernes, 28 de mayo de 2010

Sencilla AdivinanzA

Estrujo la distancia con el ceño, escudriñando el pasado.

Intento girar el reloj en mi cabeza y me duele cada aguja.

Según lo previsto, como siempre y sin embargo por sorpresa, se suceden las estaciones.... envejezco por momentos, decir adiós envejece, y me estoy despidiéndome de todo de continuo.

Sé que “lo bello del destino es el camino”, pero ahora solo quiero llegar. Y cierro los ojos.

Voy a llegar al mismo sitio que la sonrisa que sin querer insultarme lo hace, y disfruta. Justo delante mía.

Ya está claro que me he vuelto a equivocar, cada metro que recorro es una oportunidad perdida y me prometo acordarme la próxima vez.

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ahcram al a oirartnoc oditnes ne esratnes se ,adiv al ed omoc ,senert sol ed olam oL.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Mares adentro

He iniciado una larga marcha esteparia despojado de la piel del lobo. Praga ha sido la última parada sobre suelo europeo. Por mucho que se empeñe la UEFA, Bielorrusia, Ukrania, etc.. tienen una idiosincrasia distinta aunque con parentesco lejano como ocurre con los primos de los abuelos que nunca emigraron a Buenos Aires.

En realidad las aldeas no difieren tanto de las de la región de Brno. Sin embargo la gente mira de otra manera, coloca la boca de una forma difícil de interpretar. Y el espacio, a la par que la atmósfera, se vuelve más espeso . Los desplazamientos dejan de ser fruto del capricho y se convierten en un plan que exige al mismo tiempo organizar los horarios y no obsesionarse con los horarios. Los motores de los autobuses -similares a los que nos llevaban al colegio- vibran en las cuestas arriba y, cada vez que el conductor embraga para cambiar de marcha, da la sensación de que caemos por el vacío. Después vuelve la ronquera de los cilindros y la tranquilidad del sopor.

Trato de imaginar el mar de Aral con su ejército de cascos fantasmas, de mástiles fantasmas, de tripulaciones fantasmas. No logro percibir sus olores fantasmas. Me entran dudas sobre su categoría de mar. Quizás le otorgaron ese rango por pura necesidad o por intuición de los oriundos de la meseta reseca e inacabable. Hay algo que nos empuja hacia al mar o, si no nos es posible alcanzarlo, a inventarnos un sustituto para calmar la extrañeza de su lejanía.

Enfrascado en estos pensamientos recibo una visita de las más deseables: la curiosidad que me inquiere:

¿Cuás será el punto del planeta más alejado del mar?

¿Habrá caracolas en sus montes como ocurre en Villargordo del Cabriel?

martes, 25 de mayo de 2010

Si no lo es ya...

Me llegan ecos no voy a negarlo. La convulsión del hogar (casa,ciudad,país) no me es ajena pero casi...Lucho por mantener unos códigos, unas leyes de la gravedad hacia arriba que sólo existen en mi mundo...pero a veces la mirada se me escapa hacia los pasos perdidos. Siempre hay un miedo remanente a convertirme en el protagonista de aquella viñeta de "Quino" en el que un científico se vanagloriaba de haber descubierto el "virus de la soledad" y al ir a transmitirlo se encontraba sucesivamente vacios el laboratorio, el instituto y la calle con todos los coches abandonados. Dicen que cada uno tiene su droga; la mía puede ser, si no lo es ya, la soledad.

miércoles, 12 de mayo de 2010

La batalla

Viajo sobre una superficie, viajo a través de un tiempo pero sobre todo viajo entre lo concreto y lo abstracto con billete de inagotable ida y vuelta. Lo mismo me detengo a describir la redondez de un canto rodado encontrado en los alrededores de una gasolinera de un pueblo interpuesto en mi camino por el azar/infortunio de un problema de salud de uno de mis compañeros anónimos de viaje, que me adentro en los vapores del recuerdo que tantas veces se entreveran con las tinieblas de la melancolía.

Es redondo, de superficie pulida. Yace en una pequeña porción de tierra olvidada cubierta de vegetación verde intensa perlada por el rocío. La cojo y dejo un molde en el cieno que hablará de ella hasta la próxima lluvia torrencial. Su color es difícil de describir: tiene un fondo de ámbar con vetas gris pizarra pintarrajeadas. Pesa más de lo que había previsto; quizás arrastra alguna culpa. El tacto inicial me parece algo crispado pero al pasarla por las mejillas me regala un cosquilleo amable...

...un cosquilleo amable sin llegar a rozarme: la película contraída de aire entre dos pieles puede llegar a ser el primer segundo de vida de un gran huracán. Hay dos tipos de huracanes: los que saltan a la vista de cualquiera y los que sólo son percibidos por uno mismo. Los primeros suelen ser portada de los ávidos medios de comunicación. Los segundos suelen morir en la incomprensión aunque a veces terminan convirtiéndose en un poema. Son afortunados los que encontraron la varita mágica ,y escarbando en sus raíces y escrutando sus tallos hojados más allá del límite de su conciencia, se volvieron entonces imperecederos...

¡Por fin encuentro la maldita farola cubista! Me presento con cierta displicencia; dudo que haya merecido la pena tanto pateo. Detengo la tentación de despreciarla e intento imaginar su puesta de largo en una tarde exiliada de su presente donde alguno quiso pensar que torciendo las farolas, haciéndolas vibrar como la cuerda de una guitarra, lograría cambiar la inercia de un mundo abocado a la disputa.

Saco mi piedra y la coloco en el farol a modo de bombilla. Me alejo de la farola con unos pasos para atrás y siento la mirada cómplice del surrealista que la diseñó en los ojos de un joven sin prisa.

Un escalofrío de frío que no de emoción me devuelve a la realidad compartida. En el cielo se ciernen los nubarrones. Recuerdo aquello de que "cuando el Kafka vuela bajo hace frío del carajo". Me merezco una buena cerveza, un plato caliente y compañía.

Una vez más lo concreto se ha impuesto...

jueves, 6 de mayo de 2010

[ Praga ]

Normalmente no me gusta hacer turismo, pero tampoco es nada malo. En breve visitaré Praga, plaza sorprendentemente inédita en mis andanzas, sobre todo considerando que muchos me han dicho que es especialmente bonita y acogedora. Aunque últimamente haya perdido autenticidad por causa o efecto de acoger a visitantes de cuatro días como yo.
Me niego, por supuesto, a ver fotos por internet. Quizás un mapa. Llegaré allí sin imágenes previas sabiendo que hay un río, el Moldava, que como todos vertebra la ciudad y buscando en la Wiki, eso sí, algo más sobre aquella Primavera frustrada de hace justo cuarenta y dos años.

sábado, 1 de mayo de 2010

Echar de Menos I

Mi destino es solo una meta intermedia con la que medio organizo mis viajes, siempre abierto a cualquier intuición que varíe mis rumbos. Llevo mucho viajando, pero no soy un vagamundo. Tengo algo parecido a lo que denominamos cada uno “nuestro sitio“. Y gracias a los locutorios hablo con “los míos“ a menudo (de hecho estoy convencido de que con muchos de ellos tengo una relación más intensa que si viviera allí).Suele salir en esas y otras conversaciones la pregunta;
¿No echas de menos?
La respuesta es NO. Pero eso de echar de menos siempre se me queda flotando en la cabeza, dos centímetros delante de la frente.

Cuando A. me dice al auricular “....Te quiero. Te echo de menos...” siento que me arroja instantáneamente la responsabilidad de su vida: a mi me suena a no puedo vivir sin tí y me siento al momento culpable de todo lo malo que pudiera pasarle, luego reflexiono y traduzco para mi cerebro profundo; “puedo vivir sin tí pero me gustaría tenerte de vez en cuando al lado y disfrutaría viviendo más contigo”. Y ese agobiante sentimiento se transforma otra vez en amor. Pero sigue levitando sobre mis cejas el “echar de menos”....

¿Qué echamos de menos? Para empezar lo que nunca tuvimos , como dijo Sabina. En mi caso por ejemplo; libros, mujeres, personas, lugares... pero así más en concreto:
  • Conocimientos que me hubieran evitado situaciones bochornosas de las que, aún vividas, no aprendí nada.
  • Un adolescencia más agitada sexualmente hablando.
  • Un acto de rebelión infantil, tipo escaparse de casa dos días o algo así.
  • ….