sábado, 31 de agosto de 2013

¿Qué te han hecho?

Erre que erre.

Majorettes vestidas de chulapas,
alcaldesas de botijo y mantilla,
miradas de vidrio deslustrado,
anillos intersectamente policromados,
un gran todo fatuo
del vacío enamorado.
Y vosnotros...

Eñe que eñe.
Sufrimiento sordo por las aceras de lija.

Erre que erre.
No es un problemas de símbolos
-que también-,
sino de depuradas verdades
hechas de presente ralo y futuro erizado:
el problema del presente
es su relación con el futuro:
una matriz emponzoñada no puede parir
un sujeto inocente.

Eñe que eñe.
Silencios arrastrados por las pendientes sin pendiente.

Erre que erre.
La máquina ha dejado de ser herramienta.
La máquina somete paisanos
olvidados de sí mismo.
El dedo accionador habla arameo.
El egoismo antediluviano
se moja en el chaparrón incesante del orgullo ahora.
Los átomos tienen miedo de ser molécula.
Monotonía de Manzanares tras los graznidos.

Eñe que eñe.
Mentiras más altas que montañas y verdades asfixiadas.

Erre que erre.
Tienes derecho al silencio humillado.
Tienes derecho a no tener conciencia:
a no tener derechos.
Hable quien recite salmos posmodernos.
Hablar con finalidad es terrorismo.
todo lo que no soy yo es terrorismo.
Edad Media tecnológica.
Todo el aire pertence a la caverna.
Respirar es de necios-valientes.
La virtud resta puntos en las oposiciones a ciudadano.
Gris, gris con la espesura del negro,
oscuridad que no ciega.
Estéril como el pensamiento.

Eñe que eñe.
Pasos hacia el abismo dentro del abismo.

Erre que erre.
Sed calmada con agua destilada.
Hambre saciada con la pulpa de la inmundicia.
Sueño dormido por decreto.
Sexo sin sentidos.
¿Dónde están los sentimientos?
¿Dónde irán los resentidos?
Al infierno de los buenos.

Eñe que eñe.
Cólico miserere en tiempos de moneda única.

Ten la piedad de ser mejor que nosotros.
O, mejor dicho, más peor entre lo admirado.
Salva a los que somos incapaces de salvarnos.
Por los siglos de los siglos:
Tokio ten piedad.

Eñe que eñe.
Las esperanzas son frutos de otro árbol.

Erre que erre.
Eñe que eñe.
Eme que eme.
Eme que eme.
Eme que eme.

Madrid ¿qué te han hecho?

sábado, 10 de agosto de 2013

Aluminio, café y viejas costumbres.

         Creo no ser un pusilánime temeroso que acata cualquier rumor sobre todos esos peligros que nos acechan; los plásticos, las hormonas, las ondas electromagnéticas  replicadas por las antenas de los móviles y demás agentes (por lo demás presentes en nuestro día a día  y que de seguro que no traen mucho bueno al organismo). Pero esté me tocó por fundamental.
         Me comentaron que el aluminio, o mejor dicho el oxido de aluminio que se produce al calentarlo, a la larga provoca en el organismo problemas neurológicos… a la larga y neurológicos igual a Alzheimer. Cuando se lo digo a E., bioquímica y doctora en genética para más señas, me dice que sí, que eso “se sabe”… ¡¡¡así tan tranquilamente!!! Que por eso se retiraron muchas baterías de cocina de este material….
         Bueno, resulta que luego hubo otros estudios que demostraron que no era para tanto y tal…pero con el acero inoxidable no ha habido por ahora discusión. En cualquier caso yo no voy por supuesto a tomar estás decisiones basándome exclusivamente en tal o cual estudio científico, si fuera así ya me habría vuelto loco tomando solo yemas de huevo sin clara, cuatro veces por semana, o 6 o sólo cocida o todo lo contrario intentando evitar la parte mala del colesterol, ya dije que no me tengo por uno de esos tipos. 

Pero sí, el alzheimer me da miedo, por cierto como a Aurora en el post anterior, que de eso va la canción aunque yo la tome por otro lado como sucede con la buena poesía. La vejez empieza a dármelo aunque esté lejana. Y uno de sus primeros efectos es la resistencia a los cambios, el apego a objetos y costumbres más allá de lo razonable. Abrazo entonces con voluntad estas evoluciones cuando ya no vienen a cuento, encuentro cierto morbo y satisfacción autoflagelante en cambiar algo fundamental en mi rutina; la cafetera que utilizo dos o tres veces al día, que siempre me ha echo sentir en casa, aún dándome algún quebradero de cabeza y que ya no me va a acompañar a ningún sitio. 
El cambio decidido, forzado incluso, me hace creer que aún soy joven, que no he llegado al estado de estancamiento. Por cierto, que ha pesar de lo escrito ha sido E. quién, entre algo de suave culpabilidad y el cariño, adelantándose ha traido la nueva cafetera de inox a casa.


PD.: Lo siguiente va a ser el libro electrónico… relleeeeeeeeno de Novela Negra. En el siglo XXI nada más que la Poesía y otras contadas excepciones,  tal vez muchas pero contadas, merecen el árbol, el papel, el hueco de la estantería, el traslado y el trajín en cada cambio, los envíos por paquetería etc…   



miércoles, 7 de agosto de 2013

Silencio

(cuando otros lo dicen mejor....)

Dios mío no dejes que caiga en el vacío
encenderás una luz si me he perdido
no dejes que el miedo adormezca mi mirada
sin mi mente no soy nada


Dime quién soy y dónde estoy
no sé de dónde he venido ni hacia dónde voy
Por qué me preguntan
si son los que preguntan
los culpables de mis dudas
estoy tan lejos de mi casa

Silencio...silencio
en una parte de mi hay un desierto
me inquieta esta calma
siento el olvido tatuado en mi mirada
ha sido el tiempo y no perdona
Silencio... silencio


Si me faltaran las palabras
o si me ves mirando a nada
busca señales que te puedan mostrar
que queda luz en mi mirada...


Desde que te fuiste no me he cortado el pelo
ahora lo voy arrastrando por el suelo


Espero que entres de luz por mi ventana
sin mi mente no soy nada
Silencio... silencio
en una parte de mí hay un desierto
me inquieta esta calma
siento el olvido tatuado en mi mirada
silencio... silencio
en una parte de mí se ha hecho invierno
me inquieta esta calma
siento el olvido tatuado en mi mirada
ha sido el tiempo y no perdona

silencio...

aqui

Silencio. Aurora Beltrán