martes, 27 de marzo de 2012

Patente del inmediato futuro. (y precedentes)

En el concurso anual de patatas con formas curiosas que se celebra en la ciudad de Wichita Falls en el estado de Oklahoma, se presentó en 2006 una patata de una regularidad geométrica pasmosa, un paralelepípedo ortogonal exacto que no recibió ningún premio ni mención especial ante aquella con forma de bailarina o una con la forma de la huella del pié del Amstrong que para orgullo estadounidense pisó la luna por primera vez. Además de conseguir el primer puesto esta patata ganadora hizo saltar las lágrimas durante el himno de la entrega de premios a muchos de los presentes.

Algunos de los asistentes sin embargo no se dejaron llevar por la emoción, porque estaban trabajando. Localizaron inmediatamente al productor del cúbico tubérculo y le entregaron, eso sí, bajo firma de estricta confidencialidad, una suma cientos de veces mayor a la cuantía del primer premio para llevarse la particular patata inmediatamente.

El resultado se vio a los pocos meses; se producían con éxito patatas 10x10x10cm o XXL 10x10x20cm. ¿Ventajas? Muchas, entre otras mayor densidad en el transporte y patatas fritas mucho más regulares, y de manejo industrial más sencillo. En menos de cuatro años coparon el mercado. Claro que en restaurantes de alto nivel seguían cultivando patatas “tradicionales”, algunas pocas variedades que habían resistido y valían literalmente su peso en oro servidas con piel en las mejores mesas de las capitales del mundo.

Y aquí es donde entra nuestra patente combinada. Por un lado el desregularizador de tubérculos que con una simple programación le da a una amplia variedad de tubérculos ortogonalizados una forma única y “tradicional” carente de parámetros regulares apreciables.
¿Y la piel?, nuestra segunda patente, film elástico autoadhesivo alimenticio de apariencia absolutamente natural y sabor neutro. Actualmente disponible para patata, zanahoria, nabo y boniato y en corto plazo para un mayor número de variedades.