sábado, 19 de marzo de 2011

Dos orillas...

...y un río. El río del mundo definitivo y verdadero que se condensa en nuestra mente después de ligar vivencias, percepciones, anhelos, análisis y preferencias.

Cuando era chico tenía una mentalidad científica. Revolvía entre los montones de mis escombros hasta hallar la ecuación ajustada a la realidad científica, demostrable y reproducible. Siempre había algunas pequeñas lagunas que rellenaba con la imaginación pero, a la postre, el entramado de mi pensamiento era riguroso, científicamente plausible.

Sin embargo, con el tiempo, esa urdimbre ortodoxa se ha ido haciendo cada vez más laxa dejando grandes vacíos. Las leyes de la ciencia no me permiten zurcir esos grandes descosidos y sólo tengo una aguja roma enhebrada por un hilo invisible, indecentemente imaginario, para devolver la consistencia a mi pensamiento.

Dos orillas y un río. En una de ellas el agua pasa previsible, linealmente sin dejar huella. En la otra, arrastra los lodos de la vida y sedimenta creando vegas fértiles donde el pensamiento se arraiga y florece.

Las dos son necesarias, pero yo tengo claro donde construiré mi casa.

1 comentario:

  1. es casi como la letra de una sevillana, pero en profundo!!!!!
    vamos a ponerla en verso ;-)

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