Un sueño pequeño, les parecerá a algunos, pero para mi tan grande como el mismo triciclo.
Pedaleando por las calles y los parques con mi niña dentro saludando a cada perro que nos cruzamos en el camino, iba yo más feliz que en un ferrari descapotable.
Las dos ruedas tienen eso que después de un rato hace inevitable que te sientas mejor;
>>Tres ruedas más niñ@ = sonrisa asegurada<<
La tiranía kilométrica de esta vida nómada me ha obligado a deshacerme de la lunática bicicleta; si has vivido tu sueño, no te ancles, "pásalo"...y en vez de a una familia de tres niños y perro que cabrian holgados le he pasado mi sueño efímero a un artista, a un pintor (parece que exitoso y reconocido) que no sé si de colores, pero en sueños debe de ser un experto si vive de sus cuadros.
Para mi, quedan esos paseos.
¡Tschüss Lunática! tienes el lugar más especial entre las bicis de mi vida.
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