Prestigioso médico del campo del VIH expedientado por hacer ensayos ilegales: a propósito de un caso.
INTRODUCCIÓN: Uno de los médicos más reconocidos y laureados de España salta a los medios generalistas tras una acusación, quizás algo más pues ha sido expedientado, de realizar ensayos clínicos fuera de la ley que puede ser lo mismo que ensayos ilegales que puede ser lo mismo que ensayos inmorales que puede ser lo mismo que ensayos delictivos...pero también puede no ser ninguna de estas cosas.
MATERIAL Y MÉTODOS: Lectura rápida (¿Se puede considerar ojear la prensa electrónica como una lectura?) en periódicos nacionales no científicos. De alguna manera, el Dr. Soriano, trató a sus pacientes de VIH con un fabuloso fármaco, raltegravir, aunque en pautas no aprobadas por los organismos competentes. El método de análisis utilizado es el menos científico de los métodos: la experiencia personal.
RESULTADOS: Los ignoramos, pero nos da igual porque este es un artículo sobre la moral individual (de un médico hacia sus pacientes) y colectiva (de la sociedad y cómo se articula el modelo sanitario).
CONCLUSIONES: (Prepárense que aquí viene la chicha)
1. Todos los médicos prescriben tratamientos ocasionalmente saliéndose de la ortodoxia. Las circunstancias del paciente pueden indicar el uso de fármacos no aprobados por las agencias de control o cambios en la posología o en las indicaciones de dichos medicamentes. De alguna manera, esta práctica no es la más rutinaria aunque tampoco es excepcional. Por ejemplo, el mejor tratamiento para la malaria no está aprobado por las agencias y no está recomendado en las guías más prestigiosas de países ricos y, sin embargo, todos lo utilizan. Lo que quiero decir es que hay vida (buena praxis) más allá de lo estrictamente legal y, al contrario, hay negligencia (mala praxis) dentro de la legalidad (pongo por ejemplo algunos tratamientos quimioterápicos).
2. Para poner más de relieve lo difícil que es dibujar la raya: Fleming experimentó con una sustancia desconocida en humanos. Algunos morirían de anafilaxia. Pero el resultado final fue uno de los mayores descubrimientos de la humanidad (equiparable a la lavadora). Nadie juzga a Fleming como un criminal o un villano.
3. ¿ Qué hace pues reprobable la ctitud de un médico al hacer ensayos fuera de lo establecido legalmente? Es sencillo: en vez de adaptarse a las necesidades del paciente, los médicos estamos adaptando a los pacientes a las necesidades de los médicos, de los servicios, de los hospitales y de los sistemas de salud. ¿Por qué? Buf...
4. Las preguntas complejas no tienen respuestas complejas, a pesar de que este país cainita, siempre exige simplificaciones que nos digan si nuestro procesado es un "bueno" o un "malo":
a) Prestigio: no seré yo quien descubra la egolatría de los médicos. De hecho, hasta cierto punto, considero que es beneficiosa. Por ejemplo, la lucha por ser el primero en descubrir el agente causal del SIDA entre Gallo y Montagnier permitió que se detectara al virus de la inmunodeficiencia humana mucho más precozmente que si no hubiera existido esa lucha de egos.
b) Dinero (poderoso caballero...) Este es un hecho crucial, aunque en un sentido muy distinto al que solemos pensar el común de los mortales. Siguiendo el maniqueísmo simplificador previamente reseñado, los suspicaces ciudadanos tienden a pensar que las ganancias en los experimentos médicos se concentran en los bolsillos de los directores de los experimentos. Evidentemente alguna propina cae, pero ese no es el grueso de los ingresos derivados de la experimentación. El mayor caudal se dirige a los servicios médicos y a los hospitales donde trabajan dichos médicos. Y la finalidad de ese dinero no es tan lucrativa como pudiera pensarse. Evidentemente se pagan viajes y comidas en restaurantes exclusivos. La mayor parte de ese dinero va dirigida a pagar sueldos. ¿Suledos de quién?- se preguntarán.
c) Connivencia. Detrás de los nombres de postín en las publicaciones científicas más prestigiosas hay un ejército de esforzados. Los más esforzados de todos, los reclutas, son los investigadores, antiguos becarios-actuales mileuristas, que trabajan horas y horas frente a los ordenadores y a las bases de datos. Ellos son el andamio del éxito investigador y sus sueldos proceden de la industria, generalmente, y de oscuras entidades públicas (fundaciones, fondos I+d, etc...) que en muchas ocasiones también se nutren de la industria farmacéutica. El siguiente peldaño son los médicos jóvenes. Ellos son los que asumen la ingente carga del trabajo cotidiano, los que deciden que antihipertensivo debe usted tomar, los que atienden a los pacientes en las guardias y en los festivos bajo la promesa de un trabajo estable dentro de 10-15 años. Los sueldos de estos médicos dependen mayoritariamente del sistema público de salud, sí, pero de forma cada vez más creciente de las numerosas becas mixtas de investigación-labor asistencial con que se contrata a los residentes que han mostrado aptitud en los servicios médicos. Y no se engañen, cuanto más prestigioso es el servicio hacia afuera, más probable es caer en este contubernio científico-asistencial-contractual del que hablo. La conclusión a esta parrafada es obvia: las plantillas dependen del nivel de impacto de las investigaciones realizadas que determinarán los destinatarios de las becas y contratos de investigación, ergo la prioridad de las direcciones de los centros sanitarios es que se investigue mucho, si puede ser siguiendo los cauces legales, pero, por encima de ello, mucho, con resultados contantes y sonantes. Las direcciones de los hospitales y las jefaturas han aprendido a hacer la vista gorda con los desmanes de sus próceres investigadores.
d)Hipocresía. Desde la distancia no creo que haya habido un detective excelso que haya descubierto una trama. Todo este juego no es más que una partida de ajedrez de rencillas personales y búsqueda de chivos expiatorios. Yo acuso a las direcciones médicas de los hospitales del delito de omisión y de la más sangrante hipocresía cuando ahora salen hablando de comisiones éticas y de agencias estatales del medicamento. Ellos son los primeros que saben cómo funciona este tinglado y que lo mantienen corriendo tupidos velos sobre las miserias del sistema.
e) Declaración: no pretendo afirmar que los organismos de control (Agencia española del medicamento, EMEA, FDA, comisiones éticas) sean inútiles. Su papel reside en velar por el cumplimiento de unas reglas del juego iguales para todos. Lo que sí digo es que estos organismos están sujetos también a las tentaciones del poder y la corrupción y que admiten la posibilidad de que, haciendo algo completamente legal, estemos dentro del terreno de la negligencia. De la misma forma no digo que todas las direcciones médicas y jefaturas de servicio sean corruptas, pero sí que hay una doble moral que asienta en la obtención de resultados a cualquier precio y en la justificación de determinadas investigaciones e investigadores para garantizar la viabilidad de los servicios tal y como están actualmente articulados.
f) Reflexión: No tengo la posesión de la verdad pero lanzo algunas preguntas:
-¿Es aceptable socialmente que los sueldos de los médicos con actividad asistencial se estén financiando a través de becas públicas y/o pseudopúblicas?
- ¿Es aceptable que los servicios médicos para lograr persistir se organicen en función de los objetivos investigadores (y el consiguiente manantial de recursos económicos) en vez de los objetivos asistenciales?
- ¿Repercute en la parte asistencial la derivación de recursos humanos y económicos hacia la parte investigadora?
- ¿Estamos modificando los nombres de las enfermedades y las características de los pacientes para que se adapten a nuestros estudios de investigación?
ADDENDUM: Con los datos de que dispongo no puedo juzgar al Dr. Soriano. Ahora bien, no me negarán que me ha servido para despacharme a gusto.
Pues sí que te has despachado...
ResponderEliminarla lucha te/nos espera....