No lo sé bien ,
la cuestión es que sí dejé de hacerlo un tiempo. Reconstruyendo los indicios de
recuerdos de mi memoria incapaz bien pudiera haber sido por estas razones;
·Me fastidia leer
las historias de otro, me jode no vivirlas yo mismo. Tras mucho Salgari y
Winnetou yo quería ser “de verdad” indio o pirata, y no leer aventuras ajenas
antes de dormirme con el libro en las narices. Por eso tampoco me gusta
demasiado el cine...
·Tampoco
encontraba “resultados”, beneficios personales en la lectura más allá de la
distracción. Es evidente que los tiene, pero no inmediatos ni directos...por lo
menos a cierta edad. Me invento el recuerdo de que esto se me ocurrió después
de terminarme al tercer intento “El señor de los anillos”, un verano que tenía
que estudiar para setiembre mecánica y métodos matemáticos.
No sé si todo el
mundo utiliza como yo los adjetivos divertido y distraido (en la Rae “distraido”
se refiere sólo a la persona, no al hecho que la distrae, pero al menos en Andalucía
y en lenguaje común se utiliza también para el agente “distractor”; “es un
libro muy distraido”, y ambas palabras funcionan muchas veces como sinónimos). Para
mí, distraido , o distraerse es francamente negativo porque te aleja de la
consecución de cualquier cosa, simplemente deja pasar el tiempo más rápidamente,
deja que se escape, lo pierde. Y algo divertido no tiene sin embargo porque ser
inútil. Quizás deje la lectura porque más que divertirme me distraía.
En las últimas
semanas por varias razones pero principalmente porque Internet y leer periódicos
solo me distrae y además me enfada, he vuelto a leer un poco, novela me
refiero, historias de otros.
Y me descubro de
nuevo con las piernas dormidas cuando leo en el water más de la cuenta, se me
pasa el guiso en la olla y hoy por ejemplo no he picado el ticket del metro y
no me he dado cuenta hasta bajarme (podría haber perdido 40 euros fácilmente con el despiste...).
Sinceramente no creo que leer novelas me reporte ningún beneficio, pero esa
sensación al leer me remonta a la infancia y quizás sí que gane algo, algo
fundamental, definible pero difuso, que perdí con el tiempo. Como las ganas de
ser indio o pirata con la creencia de que aún es posible.
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