viernes, 10 de febrero de 2012

Este ingenuo marinero partió de un puerto cierto. A él no puede evitar volver continuamente la mirada por instinto; para sorprenderse, normalmente y por desgracia, con sensaciones desagradables.

La naturaleza humana no entiende de fronteras y no creo que salvo circunstancias muy particulares y puntuales en el tiempo haya en algún lado más hipocresía , injusticia, impunidad o excesos de poder que en otro. Sin embargo, como digo muchas veces, eso es una creencia personal: como el que cree en Dios o no. Por lo que leo y por lo que entiendo de lo que leo, algunos sitios parecen por fuerza especiales.

El primero ITALIA, lo de Italia es alucinante; un dato es que la semana pasada se paralizó Roma durante días porque nevó. Cinco centimetros de nieve en Roma no son frecuentes pero tampoco es algo inimaginable. Nevó y todo* se paró, y sin embargo todo siguió igual. De verdad que me resulta incomprensible...
*TODO: corriente eléctrica, transportes colegios y trabajos...

Y luego está mi puerto original, solo las noticias que leo de allí me enfadan, hay cosas que veo bien o mal en todos lados, que me alegran o contra las que protesto en manifestaciones de fin de semana en cualquier ciudad en la que este. Pero solo las malas noticias de Hispañistán me enervan, me cabrean, me enfurecen tanto que en realidad no puedo imaginarme viviendo allí tranquilo.

Casos como la sentencia a Garzón de todo un tribunal supremo por unanimidad me provocan males; un impulso irrefrenable de salir a quemar algo, de desmontar el estado y tener como objetivo la destruccion de Bancos, partidos politicos o el sistema judicial. O peor aún, la amarga y cobarde sensación de no hacerlo cuando es lo que en Justicia se debería hacer.

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